La iluminación aparte de una función práctica, también tiene un gran impacto en el ambiente y en la sensación de confort de cada espacio. Uno de los aspectos más importantes a la hora de iluminar correctamente una estancia, es elegir la temperatura de color. Aunque es un factor que muchas veces no se tiene en cuenta y que puede marcar la diferencia en el día a día.
En este post, te explicamos las reglas que debes seguir para elegir la temperatura adecuada para cada estancia de la casa y crear ambientes más funcionales y acogedores.
¿Qué es la temperatura de color?
La temperatura de color es el tono de la luz, se mide en grados Kelvin (K) y determina si la luz es cálida, neutra o fría:
Luz cálida (entre 2700 – 3000K): tonos más amarillos, acogedores y relajantes.
Luz neutra (entre 3500 – 4000K): es un equilibrio en el color, entre calidez y claridad. Ideal para estancias en las que realicemos tareas cotidianas.
Luz fría (entre 5000 – 6500K): tonos más blancos- azulados, son más luminosos y estimulantes.
¿Cuál es la temperatura de color ideal para cada estancia?
Dormitorio: zona de descanso y confort
Optaremos por utilizar luces más cálidas (entre 2700-3000K) que favorezcan la relajación y el descanso. Son perfectas para lámparas de mesita de noche, tiras LED indirectas o apliques decorativos.
Salón: ambiente acogedor y versátil
Este es un espacio multifuncional, por lo que es ideal combinar una base de luz neutra (entre 3000-3500K) con puntos de luz más cálidos para zonas de descanso o de lectura. Los reguladores de intensidad (dimmers) son una gran opción.
Cocina: claridad y concentración
Esta es una zona que dedicamos a trabajar por lo que, para realizarlo de forma cómoda recomendamos una iluminación más neutra o ligeramente fría (4000K). Con este tono de luz, los colores de los alimentos se ven más naturales y la visibilidad en las tareas mejora.
Baño: frescura y detalle
En algunas de las tareas que realizamos en esta estancia, se requiere mayor precisión como en el maquillaje o en el afeitado. La mejor opción es una luz fría (5000K) cerca del espejo, combinada con luz neutra (4000K) para utilizar en el resto del espacio.
Zona de trabajo o estudio: productividad
En esta estancia necesitamos mantener la concentración y además, reducir la fatiga visual. Lo más recomendable es utilizar una luz blanca fría (5000-6500K). Este tipo de iluminación, imitan la luz natural y nos ayudan a mantenernos activos.
Pasillos y zonas de entrada: luz funcional y acogedora
Para estas zonas de paso, bastará con una luz más neutra (3000-4000K), tiene que aportar claridad pero sin resultar demasiado intensa.
Consejos prácticos para tener la iluminación correcta
Instala reguladores de intensidad para poder adaptar la luz a cada momento del día.
Usa diferentes tipos de iluminación: general, puntual y ambiental.
Elige bombillas LED de calidad y con una reproducción cromática adecuada (CRI alto).
La temperatura de color es un elemento clave para lograr el ambiente perfecto para cada estancia. Desde la calidez del dormitorio hasta un ambiente con más energía para la zona de estudio. Elegir bien el tono de luz, va a mejorar tanto tu bienestar como la funcionalidad de los espacios.
Pequeños cambios en la iluminación de nuestro hogar, pueden transformar nuestros espacios en lugares más cómodos, estéticos y adaptados a nuestras necesidades diarias.